¿Neutralidad  según quién y para quién?

Después de, 200 años Suecia y 74 años de Finlandia abandonan su posición neutral en el sistema internacional y se encuentran próximos a comenzar a pertenecer a la OTAN.

La invasión rusa a Ucrania sacudió el tablero internacional y cambió la posición histórica de dos países europeos que hasta este momento se habían declarado históricamente neutrales en conflictos internacionales. El pasado 18 de mayo, Suecia y Finlandia solicitaron conjuntamente su entrada a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Actualmente, ambos países se encuentran oficialmente a un solo paso de ingresar a dicho organismo, ya que los 30 embajadores de los países pertenecientes a la alianza atlántica firmaron en Bruselas el protocolo de adhesión. Solamente les queda que cada país miembro ratifique dicha anexión, la cual se estima que será para fines del 2022 o principios del 2023.

Los requerimientos de adhesión a la OTAN implican que sus miembros sean democracias y defiendan el orden capitalista y los principios de la libertad. También deben proporcionar apoyo militar acordando gastar el 2% de su PIB en defensa. En este sentido, es la alianza estratégica militar más importante del mundo.

Su creación se remonta al año 1949, luego de la II Guerra Mundial, cuando el mundo había quedado partido por una “cortina de hierro” que dividía dos órdenes políticos y económicos opuestos: por un lado, el hemisferio occidental, de orden capitalista y por el otro, el oriental, que defendía las ideas del comunismo. La necesidad de no volver a evidenciar una nueva guerra mundial, así como la hipótesis de destrucción mutua asegurada entre Estados Unidos y la Unión Soviética, llevó a que determinados países con salida a la región norte del océano Atlántico europeo, junto a Estados Unidos y Canadá, decidieran aliarse y establecer una estrategia de defensa colectiva.

Con el correr de los años, la OTAN ha realizado diferentes estrategias de extensión. Una de las más polémicas ha sido la ampliación hacia el Este, siendo el suceso que más tensión generó entre este los países de este organismo y Rusia, quien cuestionó el incumplimiento de lo pactado tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, el cual bregaba por la no ampliación del bloque occidental hacia dicho hemisferio. Por el contrario, en diferentes momentos históricos, países que antes estaban bajo la órbita de la ex URSS se han anexado a este organismo internacional, siendo ésta última la ampliación número 9.

La guerra desatada entre Rusia y Ucrania es consecuencia de esta tensión que tiene en vilo, desde hace más de 6 meses, a todo el mundo. Por su parte, los miles de muertos, refugiados, exiliados, y prisioneros de guerra no dan tregua, y nuevamente, se vuelve a generar una disputa en torno a la seguridad global. Para Rusia, el anexo de Finlandia implica compartir frontera con un país de la OTAN. Por otro lado, Finlandia y Suecia temen por su estabilidad y quieren asegurarse del apoyo de los países aliados frente a las ambiciones expansionistas de Rusia.

Sin embargo, este tema nos deja algunos interrogantes ¿Es posible ser neutral en política internacional?¿Verdaderamente los miembros de la OTAN actuarían si algún país “propio” es atacado?¿Implementarían una estrategia de seguridad colectiva que deviniera en un conflicto global?

En suma, el sistema de defensa europeo y norteamericano creado luego de la II Guerra Mundial ha ido modificándose a lo largo de los años. La disolución de la URSS contribuyó a que la OTAN sea un organismo internacional de defensa colectiva altamente poderoso. Pero el poder político, económico y militar de otros países como Rusia afectan este mapa geopolítico, y hace que nuevos países, tradicionalmente neutrales, elijan un bando y se sumen en pos de proteger sus intereses nacionales. El fin de esta historia, aún es incierto.

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