Francia y un cuestionado camino hacia la reforma de las pensiones

El gobierno francés avanza con su proyecto para modificar el régimen de pensiones y jubilaciones. Las masivas movilizaciones de los últimos meses y las dificultades para alcanzar consensos parlamentarios parecen no frenar la iniciativa

“Trabajar es malo para la salud después de los 60 años” es el texto de la pancarta portada por un manifestante en las movilizaciones del 19 de enero, en París.

Desde que el presidente Emmanuel Macron inició su gobierno en 2017 (ahora ya está cursando el primer año de su segundo mandato iniciado en 2022), la discusión sobre las pensiones y jubilaciones de los trabajadores franceses se convirtió en un tema más o menos visible de la agenda pública. Digo más o menos visible, porque por momentos fue ocultado y por otros (como ahora mismo) reavivado desde el propio gobierno. La primera intención era tratar el proyecto unos años atrás, sin embargo, la pandemia por Covid-19 implicó que se postergara hasta este momento.

Entre las propuestas de la presidencia se encuentra el aumento de la edad jubilatoria, que se pretende elevar desde los 62 a los 64 años para 2030. Visto en perspectiva, Francia es uno de los países con la edad jubilatoria más baja de Europa, donde el promedio ronda entre los 65 y 67 años aproximadamente. Sin embargo, las discusiones sobre políticas de este tipo inevitablemente hincan la médula de las organizaciones de trabajadores y crispan el ánimo del cuerpo social afectado.

El argumento del gobierno es de tipo económico-fiscal y estriba en que, si no se implementa la reforma, el sistema de pensiones se volverá insostenible en el corto plazo. Además, para la primera ministra Elisabeth Borne, “trabajar más permitirá que los futuros jubilados obtengan pensiones más altas”. Lo cierto es que, como suele ocurrir en debates de este tipo, la cuestión termina por cernirse sobre gráficos y cifras numéricas.

La decisión se sustenta en un informe de expertos del Consejo de Orientación de las Pensiones (1) (organismo estatal) elaborado en septiembre de 2022. Según el mismo, el sistema de pensiones francés fue superavitario en 2021 y 2022, aunque sostiene que sería deficitario a partir de 2023 y hasta tanto alcanzar un nuevo equilibrio a mediados de la década de 2030.

El informe deja abierto el escenario para diversas interpretaciones. ¿Es realmente necesaria la reforma impulsada por el gobierno? ¿El sistema actual de pensiones está en un verdadero callejón sin salida?

Si se tiene en cuenta que el déficit previsto del sistema corresponde a cifras de entre 0,3 y 0,4% de PBI, lo que corresponde a valores de alrededor de 10.000 millones de euros al año hasta 2032, valdría la pena al menos repensar las preguntas anteriores. Y es que, para este Consejo estatal sobre pensiones, los datos recabados por la investigación no permiten afirmar que el gasto en pensiones esté fuera de control. Aún más, en un sistema cuyo gasto total ronda los 340.000 millones de euros, un déficit temporal de 10 o 12 mil millones no parece necesariamente excesivo.

Más críticas que apoyos

Según algunos sondeos de opinión pública, el proyecto de reforma cuenta con niveles de desaprobación que rondan el 70%. Este dato se traduce en la serie de manifestaciones y movilizaciones públicas que se han sucedido a lo largo y ancho del territorio francés durante las últimas semanas. De hecho, las concentraciones han logrado superar en número los registros de las huelgas más concurridas de la historia reciente del país, alcanzando entre 1 y 2 millones de manifestantes.

En los últimos días, la propuesta fue discutida en la Asamblea Nacional. Sin embargo, no hubo posibilidades de acuerdo ni capacidad política por parte del gobierno para llevar el borrador a votación dentro del pleno. De esta manera, fue trasladado al Senado, cuyo tratamiento se dio durante los primeros días de marzo. Ante ello, las organizaciones de trabajadores convocaron y efectuaron una nueva huelga nacional el día 7 de marzo, la que logró concentrar a unos700 mil manifestantes en París y alrededores, según informaciones provistas por la Confederación General del Trabajo (CGT).

A pesar de los intensos reclamos, la votación en el Senado del 8 de marzo resultó positiva para la reforma, con 201 votos a favor 115 en contra. Ahora la medida tendrá otra oportunidad de ser discutida en la Asamblea Nacional, con fecha límite del 26 de marzo. En caso de que su tratamiento resulte favorable, la reforma del sistema de pensiones será una realidad.

No está claro aún si Macron recurrirá a otros recursos constitucionales para eludir al Parlamento en caso que no se alcance un acuerdo. Aunque lo que sí es seguro, es que los franceses no cederán tan fácilmente ante lo que consideran un derecho conquistado y ahora puesto bajo amenaza.

(1) Si desea acceder al informe completo del Consejo de Orientación de las Pensiones, siga el siguiente enlace: https://www.cor-retraites.fr/documents

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