Etiopía: esperanza de paz en la guerra de Tigray

Etiopía se encuentra disputando la segunda guerra más actual luego de la invasión de Rusia a Ucrania. Actualmente, hay un alto al fuego que si bien no se ha declarado el fin oficial de la guerra, se ha planteado la intención de ambas partes en conflicto por llegar a un acuerdo de paz.

El enfrentamiento armado tuvo su declaración oficial el 4 de noviembre del 2020  por parte del gobierno federal junto con el  apoyo del ejército de Eritrea y las milicias de la región de Amhara, contra el Frente de Liberación de Tigray (de ahora en más TPLF) tras la acusación de atentar contra una base militar. Sin embargo, la tensión entre ambos venía escalando desde la asunción de Abiy Ahmed como primer ministro en 2018y las reformas que removieron al TPLF del poder.

Desde sus inicios, se ha acusado a ambos bandos de llevar a cabo violaciones contra los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad, al punto tal que organizaciones internacionales como  Amnistía Internacional y Human Right’s Watch han hablado de una campaña de limpieza étnica de los tigriñas. 

A lo que se le suma la privación del ingreso de ayuda humanitaria, alimentaria y cortes de suministro de servicios básicos.  Las principales potencias mundiales y organizaciones internacionales son clave al momento de presionar en favor de permitir el ingreso de ayuda humanitaria y el restablecimiento de los servicios que, desde junio del 2021, se encuentran cortados. Se ha insistido en favor de la creación de un Comité de Derechos Humanos enviado de la ONU para que investigue acerca de las presuntas violaciones, no solo de Derechos Humanos, si no también Humanitarias y de Refugiados. En conjunto con estas acciones, han instado a las partes beligerantes a negociar un cese de hostilidades.

 A su vez se ha restringido de manera importante la libertad de expresión y, se ha desarrollado una guerra por el control de la narrativa, es decir, por lograr contar, cada uno, su propia versión de los hechos. Esto, consecuentemente, desencadenó no solo la dificultad por acceder a la información sobre el estado de la guerra, sino una importante represión, posicionando a Etiopía dentro de los principales países carcelarios de periodistas de África Subsahariana, según el informe desarrollado en 2021 por el Committee to Protect Journalists.

En marzo de 2022, el gobierno de Etiopía ha declarado un alto al fuego unilateral y humanitario que ha permitido un decrecimiento del conflicto en favor de las demandas explicitadas anteriormente. A pesar de que aún no se ha logrado llegar a un acuerdo de paz entre los beligerantes, estas acciones son un halo de esperanza en torno a la paz en un futuro próximo, ya que tanto el gobierno federal como el TPLF han planteado la voluntad de negociar el fin del conflicto.

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