Elecciones en Brasil: se diversifican las candidaturas… pero al final gobernarán los hombres blancos

Las elecciones generales en Brasil se celebrarán en el próximo mes de octubre, mientras tanto, la campaña electoral estará cargada de expectativas. Récord de mujeres y afrodescendientes entre los candidatos

El 2022 es año electoral en el gigante sudamericano. En esta ocasión están en juego un total de 28.371 candidaturas, por las cuales habrá una pugna electoral entre 32 partidos políticos y tres federaciones. Los cargos a cubrir van desde la propia presidencia de la República, 27 senadores nacionales, 513 diputados federales, 1.035 diputados estatales, 24 diputados de distrito y 27 gobernadores.

Desde el año 2014, el Tribunal Superior Electoral (TSE) comenzó a incentivar que los candidatos reporten sus datos referidos al género y a la autopercepción étnica. En ese marco, uno de los puntos llamativos de esta elección es el crecimiento de candidaturas de personas autodeclaradas negras y mulatas que superan, por primera vez, a los candidatos blancos: los primeros representan el 49,67% de las listas frente al 48,76% de los segundos, según datos publicados por el propio TSE. Al mismo tiempo, existe un crecimiento en las candidaturas de mujeres, que representan el 33,3% del total, alcanzando la cifra de 9.447 candidatas.

Si bien las cifras marcan los máximos históricos, se insertan en medio de una tendencia que ya se venía observando desde elecciones pasadas, como ocurrió tanto en 2014 y 2018. Cabe recordar que Brasil además cuenta con legislaciones de cupo, que establecen que los partidos deben inscribir al menos un 30% de mujeres entre sus candidaturas.

Ahora bien, en este punto no es posible igualar tendencia con representación. No es una ecuación sencilla puesto que la desigualdad racial del país sigue reflejándose en los resultados y en los puestos efectivamente ocupados. Por nombrar un caso, aunque en 2018 el porcentaje de candidatos negros fue de más del 46%, entre los que resultaron electos apenas alcanzaron el 24% del total de los cargos.

Una carrera presidencial con finalistas definidos

Este año se registraron doce candidatos a la presidencia. Entre ellos hay cuatro mujeres y dos negros. Las mujeres en la contienda son Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño); Vera Lúcia Salgado (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado); Soraya Thronicke (Unión Brasil); y Sofia Manzano (Partido Comunista Brasileño). Entre los candidatos afrodescendientes aparecen la misma Vera Lúcia Salgado y Léo Pericles (Unidad Popular), quien además conformó la totalidad de su lista con candidatos negros.

Además de todos ellos el resto de la nómina la conforman Ciro Gomes (Partido Democrático Liberal); Felipe D’Avila (Nuevo); José María Eymael (Democracia Cristiana); Roberto Jefferson (Partido Laborista Brasileño); Pablo Marçal (Partido Republicano de Orden Social); Luiz Inácio Lula Da Silva (Partido de los Trabajadores); y el actual presidente Jair Bolsonaro (Partido Liberal).

La carrera electoral está marcada por una brecha entre Lula y Bolsonaro respecto de los demás candidatos. En conjunto, los dos favoritos suman cerca del 80% de la intención de voto (Lula mantiene un 47%, mientras que el presidente en ejercicio ronda un 32%).

Por otra parte, el contexto reaviva una tendencia que ya estaba presente desde las elecciones celebradas en 2020: la desaprobación al gobierno de Bolsonaro, el reforzamiento del centro junto con la derecha tradicional y la emergencia de frentes amplios de izquierda y nuevos signos de resistencia, como indicara Jordana Dias Pereira (1).

Estos tres aspectos están estrechamente vinculados. El rechazo a la extrema derecha de Bolsonaro ha generado reacciones contrapuestas en algunos sectores sociales como las mujeres y los afrodescendientes. Este espacio de vacancia viene siendo ocupado, en parte, por la derecha más tradicional, con la cual Lula coquetea de cara a la próxima contienda electoral (recordemos que su candidato a vicepresidente es Gerardo Alckmin, otrora líder del Partido Social Demócrata Brasileño, vinculado al Opus Dei y ex gobernador de San Pablo).

Por su parte, la izquierda y las nuevas resistencias sociales entre las que se cuentan los movimientos de mujeres, negros y jóvenes, se articulan como la contracara de las políticas y la discursividad del gobierno de Bolsonaro, aunque con alcance real en los escenarios locales. Funcionan, en esta situación, como un conglomerado (aún no lo suficientemente cohesionado) que pone en evidencia el debilitamiento del gobierno nacional.

Con todo ello, el desempeño de estos sectores aún está lejos de ser un reflejo nítido de la población brasileña de mayoría negra, mulata y femenina. Sin embargo, ya es parte de una tendencia en proceso de consolidación y crecimiento, a pesar de que las encuestas señalen que el próximo gobierno será de hombres… y de hombres blancos.


Notas

(1) Dias Pereira, J. (2020). Elecciones en Brasil: freno a la extrema derecha y señales de resistencia. Nueva Sociedad, Opinión, Noviembre de 2020.

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