Cumbre Rusia-África: reclamos y extorsiones
La cumbre Rusia-África, celebrada en San Petersburgo fue testigo de reclamos y extorsiones solapadas. La salida de Rusia del Acuerdo del Mar Negro provocó la reacción de líderes africanos que dependen de las exportaciones de granos de origen ucraniano para garantizar la seguridad alimentaria de sus países.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, recibió el pasado 28 de julio en San Petersburgo a sus pares del continente africano en el marco de la cumbre Rusia-África. Los temas principales que se abordaron durante esta serie de entrevistas fueron: la salida de Rusia del acuerdo sobre las exportaciones de granos ucranianos; y encontrar alguna solución posible para la guerra en Ucrania, ya que la guerra tomó de rehén a los países africanos al suspenderles la continuidad en la importación de alimentos.
El Acuerdo del Mar Negro, conocido también como Acuerdo de granos, al que Rusia abandonó el pasado 17 de julio, es un pacto negociado en julio del 2022 en el que se garantiza la seguridad del paso de cargueros de granos provenientes de Ucrania hasta el estrecho del Bósforo en Turquía. Es importante tener en cuenta, que en lo que va de 2023 el 80% del grano para el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas provenía de le ex república soviética. El acuerdo no solo aseguraba la llegada de alimento a África, sino que también contribuía a estabilizar los precios a nivel global. El abandono de Rusia implica el bloqueo y la limitación de la proveeduría ucraniana.
Durante la cumbre, Putin asumió su responsabilidad por las consecuencias contraídas desde su decisión unilateral, como la inevitable disparada de los precios del grano. A raíz de esto, Moscú quiere compensar a las naciones africanas con envíos de granos que van por fuera del acuerdo oficial. Así, es que ofrece cargamentos gratis a Burkina Faso, Zimbabue, Malí, Somalía, Eritrea y República Centroafricana. La promesa del envío gratuito a estos seis países consiste en cantidades que van de las 25.000 a las 50.000 toneladas para los próximos cuatro meses. Esto intenta paliar la salida del acuerdo del grano por parte de Rusia que aseguraba, dentro del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, las 725.000 toneladas. Los presidentes de Egipto y Sudáfrica se pronunciaron en contra de los envíos rusos por concebirlos como donaciones que esconden un costado extorsivo. Se estima que entre el 90% y el 100% del trigo que necesitan países como Eritrea y Somalía provienen de Ucrania y Rusia, según datos de la ONU.
La cumbre Rusia-África 2023, que en su edición 2019 contó con la presencia de 43 jefes de estado o gobierno, recibió la visita de poco menos de 20 líderes, lo que parece ser una señal de disgusto por las decisiones rusas en los temas señalados. Putin culpó a Estados Unidos y Europa de crear un boicot entre bambalinas en contra de la reunión de San Petersburgo y de ser el verdadero responsable de la salida rusa del pacto. Moscú sostiene que es occidente quién interrumpe el flujo de granos mediante fuertes presiones y embargos económicos a bancos y empresas navieras rusas, y que el resultado de ello es la obstrucción de sus exportaciones vinculadas a los compromisos asumidos. Desde occidente culpan a Rusia por bombardear los puertos de Odessa y Mikolaiv, puntos claves de salida de cargueros cuando el pacto de granos del Mar Negro estaba en completa vigencia.
La finalización de la cumbre no arrojó acuerdos satisfactorios para ninguna de las partes, no hubo acuerdos concretos respecto al abastecimiento de granos de forma sostenible para África ni tampoco se allanó un principio de solución factible para la guerra en Ucrania. Putin ha explicado que el fuego en Ucrania está lejos de detenerse porque mantiene la fuerte convicción de que las víctimas reales del conflicto son los rusos en el este de Ucrania.
Las acciones de Rusia en Ucrania es motivo de debate en la diplomacia de los países africanos que, por su cantidad, representan el grupo de votantes más grande en Naciones Unidas. Muchas naciones africanas se sirven de las armas rusas con el propósito de dar lucha en los frentes internos. Rusia es el principal abastecedor de armas en todo el continente africano.
La penetración de Rusia en África, ya sea directa o indirectamente, es cada vez más profunda, esto le permite a Putin mayores márgenes de maniobra en el continente. A pesar de los últimos roces con el Kremlin, el grupo Wagner, facción de mercenarios que actúan de manera privada y con presencia en múltiples países como Sudán, Libia, Mozambique y República Centroafricana, da apoyo a distintos regímenes, o bien, a grupos rebeldes que buscan el poder. Es así que en Libia brindan asistencia al general rebelde Khalifa Hafter, en Malí a la cúpula militar, y en Sudán a distintas facciones de las cuales absorbe cuantiosos beneficios económicos.
En conclusión, dos posturas confrontan. Por un lado el interés de los estados africanos de asegurar que Rusia reingrese al acuerdo de granos y cumpla con su parte en el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas. Y por otro, la búsqueda casi desesperada del Kremlin por conseguir en África el mayor apoyo posible en lo diplomático institucional. Putin promete a África formar parte de un mundo multipolar, siempre y cuando sus países colaboren en crear un espacio más grande dentro del sistema internacional para la política exterior rusa. De esta manera, los países africanos gozarán de mejores posibilidades, pero solo si Rusia consigue lo que quiere.