Crisis climática en Pakistán: ¿Quién debe pagar el costo climático?

La crisis climática que está sufriendo Pakistán hace ya varios días, da cuenta que la comunidad internacional y en especial las grandes potencias, ya no pueden y no deben obviar las consecuencias de los modelos económicos llevados adelante durante siglos. Con tan solo un 0,4% de las emisiones históricas, el país se encuentra dentro de los 10 más afectados por el cambio climático y está pagando los costos climáticos producidos por la emisiones de gases con efecto invernadero de las actuales y ex potencias a lo largo de la historia. 

Ya desde hace varios meses que comenzaron las lluvias monzónicas en Pakistán y lejos de traer alivio frente a las altas temperaturas que superaron los 50°C grados en los meses anteriores, dejaron a un tercio del país bajo el agua, con más de mil muertos y 750 mil personas sin acceso a la vivienda. A su vez, el suministro de alimentos en el país se encuentra en peligro, ya que cerca de 800 mil hectáreas de cultivos se han arruinado y se espera el surgimiento de distintos brotes de enfermedades. De hecho, ya han empezado a propagarse enfermedades cutáneas, diarrea e infecciones oculares, con 90 mil casos registrados en un periodo de 24 horas.  

Las inundaciones han exacerbado situaciones de vulnerabilidad y de derechos humanos. Tomando a Amnistía Internacional, estas poblaciones residen en viviendas sin la infraestructura adecuada, en zonas bajas y de difícil acceso. En la provincia de Sindh más de mil centros de Salud están dañados y en Baluchistán 198, aumentando así la situación de vulnerabilidad de las mujeres embarazadas. Según  el Fondo de Población de las Naciones Unidas, de las 650 mil mujeres embarazadas afectadas por la situación, 73 mil deben dar a luz el mes próximo, y por ende necesitan de cuidados especiales. A su vez, los mecanismos de protección social y orden público colapsaron debido a esta crisis, haciendo que las mujeres y niñas se encuentren más vulnerables ante la violencia de género

En respuesta a esta catastrófica situación, los organismos internacionales han llamado a la ayuda humanitaria de la comunidad internacional. En una conferencia de prensa el secretario general de las Naciones Unidas se solidarizó con el país y recordó que este acoge a millones de refugiados afganos, siendo así una de las operaciones más generosas y eficaces del mundo. A su vez denunció las injusticias climáticas sufridas por países como Pakistán, entre otros, a costas de las emisiones de gases generadas por grandes potencias y países en desarrollo, que; yendo en contra de la ciencia, aún apuestan hacia la utilización de combustibles fósiles, cuando ya son evidentes las consecuencias. En las propias palabras de Guterres “Esto es una locura. Esto es un suicidio colectivo”. Es por esto, que los que más emiten deben hacerse cargo de las consecuencias y aumentar sus ayudas humanitarias como también brindar recursos financieros y técnicos. De esta forma, se lograría una mejora en las condiciones a la hora de luchar contra catástrofes naturales cada vez más impredecibles. 

Crisis como estas nos plantea repensar hacia qué mundo vamos, y qué acciones debemos tomar para evitar un futuro no deseado. Las acciones del pasado nos han llevado a esta nueva era de incertidumbre y es por eso que es necesario que se reconsidere todo lo conocido hasta el momento para no seguir cometiendo los mismos errores. Tal como plantea Herrero, es necesario un “… cambio de los patrones dominantes de organización y pensamiento social que nos han traído a esta situación: las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas de las sociedades dominantes” y agrega que también tenemos que revisar la arrogante relación que muchos seres humanos hemos tenido con el resto de la naturaleza. (Herrero 2017, 23).

Bibliografía consultada: 

Herrero, Amaranta (2017) “Navegando por los turbulentos tiempos del Antropoceno”, Ecología Política, No. 53, 18-25.