Asamblea de la OEA en Perú: contra la desigualdad y la discriminación
A inicios del mes de octubre, se realizó en la capital de Perú la Asamblea General número 52 de la Organización de los Estados Americanos de la cual fueron parte 32 de los 35 Estados americanos que se nuclean en la organización. Desde la OEA busca impulsar para los miembros un “orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia” (Art. 1 de la Carta de la OEA). Los pilares fundamentales que marcan la línea en la consecución de sus propósitos son la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo, los cuales se sustentan a partir del diálogo político, la inclusión, la cooperación e instrumentos jurídicos y de seguimiento.
Su importancia se reviste por trazar los límites de la convivencia hemisférica y es en este sentido y bajo los lineamientos constitutivos de la organización que se han definido las temáticas centrales de la agenda. Por un lado, la guerra en Ucrania ha sido una cuestión fundamental, la cual tiene en vilo principalmente a Estados Unidos y repercute así también en la seguridad alimentaria de América Latina. Las sesiones tuvieron inicio con un video del presidente ucraniano quien pidió a los representantes del continente el apoyo para con su país a través de un fuerte discurso en el cual se refirió a los líderes independentistas del continente e incitó a la lucha por la libertad y la independencia, finalizando su video al grito de “viva la libertad”.
Por otro lado, uno de los temas principales en la agenda de la OEA ha sido la situación política en Nicaragua. Sobre la misma se ha acordado una Resolución sobre “la crisis política y de derechos humanos en Nicaragua” instando al régimen de Ortega a que de por finalizada la violencia y reestablezca todos los derechos y libertades para su población, así como a cumplir con las recomendaciones dadas por la Corte y Comisión Interamericanas de Derechos Humanos.
Estos temas se condicen con el lema elegido por el presidente de Perú, Pedro Castillo, para el evento, “Juntos contra la desigualdad y la discriminación”. Esta consigna surge, en palabras del ministro de Relaciones Exteriores de Perú “en el convencimiento que resulta urgente actuar en contener y revertir la profundización de las brechas sociales, que debido a la pandemia y otros factores crecientes se han acrecentado” (2022). Hacia el termino de las sesiones de la Asamblea, se aprobó la Declaración de Lima al respecto, en la cual se pone foco en las personas y comunidades como centro de las políticas que buscan revertir las inequidades y discriminación, en tanto estas son para Luis Almagro “formas de agredir a la dignidad de la persona” (2022). Con esta se busca fortalecer la democracia, sus instituciones y la gobernabilidad en una región caracterizada por la inestabilidad y los conflictos políticos, así como promover la protección de los derechos humanos. También menciona la necesidad de luchar contra las consecuencias del cambio climático y alcanzar los objetivos planteados en la Agenda 2030. En línea con esto, se ha buscado que el encuentro sea una “Asamblea Ecológica” en términos de sostenibilidad. Sin embargo, se le ha criticado la poca determinación y atención que se le ha dado a la crisis medioambiental.
A pesar de la importancia que implica ser anfitrión de un evento de tales magnitudes, la misma no fue recibida de la mejor manera por los sectores conservadores de la sociedad, quienes se han manifestado en contra de la agenda progresista de la OEA. Han ido contra la organización y contra los presidentes de la organización, Luis Almagro, y de su país, Pedro Castillo. Las consignas vislumbran discusiones en torno al aborto y la ideología de género que se considera busca ser impuesta por la organización. Algunas de ellas citan “con mis hijos no te metas”, así como “OEA, basta de intervenir” y “OEA: a la mujer la define la biología, no la ideología”. Estas protestas conservadoras han traído discusiones entre quienes los apoyan y aquellos que los repudian por su tradicionalismo.
Podría considerarse el final de la Asamblea General como un evento con éxitos y derrotas. A pesar de que se han firmado numerosas declaraciones en favor de los derechos humanos, con el objetivo de fortalecer la democracia y erradicar las desigualdades en el continente, muchos analistas la definen como una charla de café, descripción para nada alentadora. La razón de sus fracasos vendría dada por el simple hecho de que no tendrá efectos reales en la situación y problemas del continente tanto por la falta de tratamiento de ciertas cuestiones como por la inacción de los representantes una vez hechas las declaraciones y resoluciones. Queda por ver si estas perspectivas se cumplen o si los resultados del encuentro en Perú logran sobreponerse a las bajas expectativas.