Chile da un paso más en términos sociales
El Congreso de Chile aprobó en el mes de abril el proyecto “40 horas” que convierte en ley la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. De esta manera, Chile se posiciona como el país con la jornada más reducida de Latinoamérica en conjunto con Ecuador.
La aprobación por amplía mayoría del proyecto implica un gran éxito para la gestión de Gabriel Boric, quien durante la campaña que lo llevó a la presidencia en 2022, planteó esta reforma laboral como uno de sus principales objetivos.
Cabe recordar, que el proyecto de ley había sido presentado en 2017 por Camila Vallejo, quien actualmente se desempeña como ministra secretaria general de Gobierno. Sin embargo, la ley original presentaba diversos puntos débiles y el tratamiento en el Congreso se encontraba estancado desde el 2019. Fueron los ajustes planteados por Boric los que permitieron poner nuevamente sobre la mesa de debate el tema. Los principales cambios que se presentaron fueron el de la gradualidad de la aplicación de la ley, proyectando un plazo de 5 años para su concreción absoluta, a fin de darle a los empleadores, pero principalmente a las pymes, un mayor margen de maniobra y tiempo de adaptación. Así también, se estableció que las 40 horas semanales puedan reflejarse promediado 4 semanas. En concordancia con esto, se permitió también la jornada de cuatro días de trabajo por tres de descanso y la existencia de las bandas horarias de ingreso y salida laboral para aquellas personas que tengan a cargo a menores de 12 años. Por su parte, en aquellos sectores donde se realizan jornadas excepcionales, como la minería, se permite la compensación del exceso de horas a través de días de descanso adicionales.
Estas modificaciones realizadas al proyecto de ley original fueron la razón por la cual el mismo tuvo un amplio apoyo no solo en el Congreso y en la opinión pública, sino también en las empresas y empleadores los cuales serán los principales afectados en caso de que la reducción traiga consigo impactos negativos. Entre los referentes que se pronunciaron al respecto se encuentra la Cámara Nacional del Comercio (CNC) quien indicó que “la aprobación del proyecto de ley de reducción de jornada a 40 horas es positiva y es, también, especialmente valioso, el diálogo social que se generó durante la tramitación de este proyecto, lo que posibilitó mejorar notoriamente la idea original”. De igual manera, el presidente de la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet) recalcó: “Sin duda que es mucho mejor a la iniciativa planteada originalmente. El factor de gradualidad para poder prepararnos al nuevo ajuste, y que era un tema que nos preocupaba, felizmente fue acogido, y es así que tendremos el tiempo necesario para adaptarnos” a la vez que alertó del aumentó de los costos en términos de mano de obra a los que deberán enfrentarse las empresas. Por su parte el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), a pesar de valorar los objetivos sociales de la nueva ley se mostró preocupado por los efectos que tendrá la misma para sectores como el suyo, donde “es complejo ajustarse a horarios rígidos” y es necesaria la capacidad de adaptabilidad y flexibilidad a las circunstancias externas y tiempos de cosecha.
Uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta la implementación de la nueva ley es la necesidad de aumentar la productividad a fin de minimizar el incremento de los costes de las empresas. En estos términos, el titular de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) planteó que para evitar las posibles consecuencias negativas es necesaria la capacitación permanente y la utilización provechosa de las nuevas tecnologías como complemento del capital humano. Aún más, la educación y formación son necesarias para evitar que la ley se traduzca en un aumento del mercado informal de trabajo.
Sin embargo, hay quienes plantean que la disminución de la carga horaria del trabajador promueve un aumento de su productividad en tanto estará menos estresado y podrá rendir mejor en las horas en las que se desempeñe laboralmente. Esto quedó demostrado en un estudio realizado en Inglaterra por la Universidad de Cambridge donde se instó a una serie de empresas a reducir la jornada a cuatro días. Los resultados arrojaron un aumento de la productividad de los empleados. Así también, les permite tener un mayor tiempo de ocio para destinar en beneficio personal o incluso para realizar un trabajo extra e incrementar los ingresos, mejorando de esta manera la salud mental y el ánimo de la persona.
Siguiendo la tendencia en Ecuador, esta reforma es prácticamente pionera en la región. La realidad latinoamericana se encuentra bastante alejada. A los dos primeros les sigue Brasil con una jornada de 44 horas, en tanto el resto de países cuentan con legislaciones que estipulan una jornada laboral de 48 horas semanales, lo cual reduce enormemente el tiempo de esparcimiento de los empleados.
Puede notarse una tendencia mundial a la transformación de los métodos de trabajo que buscan mayores beneficios para el empleado. Incluso muchas empresas están optando por trabajar en base a objetivos y ya no tanto sesgados en torno a horarios fijos. México se encuentra hoy día discutiendo un proyecto muy similar al del caso chileno, pero muy ambicioso en términos de transformación interna ya que busca reducir la jornada de 48 a 40 horas semanales. Lograría así un cambio en uno de los países con la jornada laboral más larga del mundo.
¿Será este el inicio de una oleada de reformas en favor de los intereses sociales?