¿Desigualdad de Género = SIDA?

Con motivo de la celebración del Día Mundial del SIDA, el 01 de diciembre de 2022, la Junta de ONUSIDA publicó un comunicado de prensa dando cuenta de la nueva estrategia mundial contra el SIDA, que busca acabar con la enfermedad para el año 2030.

Textualmente dice el comunicado “…La Estrategia Mundial contra el sida 2021-2026: Acabar con las desigualdades, Acabar con el sida, utiliza una lente de desigualdades para cerrar las brechas que impiden el progreso para acabar con el sida y establece nuevos y audaces objetivos y políticas que deben alcanzarse hasta 2025 para impulsar una nueva energía y compromiso para acabar con el sida. … “Este año se cumplen 40 años desde que se registraron los primeros casos de sida y 25 años desde la creación de ONUSIDA. Nos encontramos en un momento crítico en nuestro esfuerzo histórico por acabar con el sida”, ha declarado Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “Al igual que el VIH antes, la COVID-19 ha demostrado que la desigualdad mata. La COVID-19 ha ampliado las desigualdades existentes que bloquean el progreso para acabar con el sida. Por eso estoy orgullosa de que nuestra nueva estrategia sitúe la lucha contra las desigualdades en su centro. Debemos aprovechar este momento para garantizar la igualdad sanitaria para todos con el fin de vencer la COVID-19 y acabar con el sida”.

Respecto de la estrategia se plantean tres prioridades estratégicas que son (1) maximizar el acceso equitativo e igualitario a los servicios integrales de VIH centrados en las personas; (2) derribar las barreras legales y sociales para lograr resultados en materia de VIH; y (3) dotar de recursos y sostener plenamente las respuestas al VIH e integrarlas en los sistemas de salud, protección social y entornos humanitarios.

Lo que me llamó particularmente la atención de este comunicado de prensa, fue que el Director General de la Organización Mundial de la Salud y presidente del Comité de Organizaciones Copatrocinadoras de ONUSIDA, Sr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo al respecto, lo que transcribo textualmente “…La Organización Mundial de la Salud se complace en respaldar la estrategia mundial contra el sida para los próximos cinco años, con su ambiciosa visión para acabar con las desigualdades de género y hacer realidad los derechos humanos, incluido el derecho a la salud, haciendo un llamamiento a todos los socios y partes interesadas en la respuesta al VIH en todos los países para transformar las normas de género desiguales y acabar con el estigma y la discriminación”…”

Y mucho más las manifestaciones de Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, quien pidió que se aborden las distintas desigualdades a las que se enfrentan las mujeres, refiriendo que “El mundo no podrá derrotar al sida mientras se refuerce el patriarcado”, agregando que “El único camino eficaz para acabar con el sida, alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y garantizar la salud, los derechos y la prosperidad compartida, es una hoja de ruta feminista”, afirmó y añadió que “las organizaciones y los movimientos por los derechos de las mujeres ya están en primera línea realizando esta audaz labor. Los líderes deben apoyarlos y aprender de ellos”.

Digo que me llama poderosamente la atención, por cuanto si bien comparto las manifestaciones de ambos en líneas generales, entiendo que la lucha contra el SIDA es una problemática que traspasa y por mucho los límites de ser un tema de género exclusivamente. Muchas veces la transmisión de esta enfermedad tiene que ver con la escasez de los recursos económicos, recursos y servicios básicos y esenciales para el desenvolvimiento cotidiano y la falta de educación sexual, y esto afecta a los dos géneros por igual. A mi entender la situación de vulnerabilidad en que se encuentran las personas que no cuentan con recursos económicos o no cuentan con recursos y servicios básicos tales como el agua corriente o el acceso a la salud, guarda relación con cuestiones que poco tienen que ver con políticas de género, más bien son grupos sociales que necesitan contención e intervención estatal en todos los aspectos de la vida, y en los que la aplicación de políticas de género poco sentido tiene cuando es gente que no cuenta con la posibilidad de una vivienda con servicios básicos como agua potable, luz o gas o recursos económicos para poder alimentar al grupo familiar de manera medianamente adecuada.-

El acceso a la educación sexual integral también me parece que resulta ser otro factor que influye y mucho, pero es necesario tomar en consideración el origen y la cultura de cada lugar, corriendo la lente de occidente al momento de hacer el análisis, para hacer una evaluación objetiva.-

FUENTES:

https://www.unaids.org/es/resources/presscentre/pressreleaseandstatementarchive/2021/march/20210325_new-global-aids-strategy

https://news.un.org/es/story/2022/11/1517167

ttps://www.unaids.org/en/resources/documents/2022/MTT-community-led-responses

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